jueves, 20 de agosto de 2015

Deseo.

Hoy me ha rebentado el ventrículo izquierdo del corazón.
He sentido tanto que no ha podido resistirse.
He presenciado sonrisas sinceras y he sido protagonista de un abrazo que pagaría porque me lo volvieran a dar.
Me han juntado los pedacitos despistados que se habían quedado por el suelo.
Los he vuelto a tirar.
Me he demostrado que soy una cobarde.
Que prefiero estar rota para no tener que dar explicaciones.
Mi cobardía me acompaña en las noches más oscuras.
Mi cojín ha sido víctima de tantas declaraciones que un juez jamás podrá juzgar.
He querido subirme a un taxi, rumbo a mi libertad.
Me he quedado paralizada al pensar en empezar de cero.
He decidido permanecer, intentar seguir luchando.
Lucho por no darme cuenta de que ya me he dado por vencida.
Me he perdido entre mis propias sábanas y he sentido hogar sitios lejanos.
Pero he sentido.
He sentido y eso me ha hecho sentir persona.
He dejado de respirar y he vivido durante un momento.
He vivido para darme cuenta de que esto no es vida.
De que la curiosidad no mató al gato, no pudo soportar la verdad.
La verdad es que no hace falta subir una montaña para encararte a su bajada.
Que un día me despeñaré y ese día aprenderé a volar.
La libertad me acariciará y descubrirá que mi piel no es tan fina como le gustaría.
Soñaré, una vez más, que la caída al vacío no será dolorosa.
Mi dolor no será comparable al placer de una sonrisa sin motivo.
Porque motivos no me faltan para creer que no sé querer.