sábado, 7 de enero de 2017

(Pico)cuento...

Durante un tiempo te quedaste sin voz. Perdiste las palabras y solo articulabas monosílabos sin sentido.
Pero has vuelto a escribir. Frases cortas que no le enseñas a nadie pero que te definen como nunca un libro lo hizo. Te has mirado en el espejo y te has mentido durante tanto tiempo que ya no sabes cual es tu verdadero reflejo.
Te besé la espalda y te estremeciste como ya has hecho tantas veces, pero supe que esta era especial. No me preguntes el por qué. Solo lo sentí. En ese momento solo quería ver tu cara, tus ojos, probablemente cerrados, que explican más que cualquier metáfora. Pero ahora, ahora solo quiero volver a ver tu espalda desnuda. Mi lienzo. Déjame devolverte las ganas de decir algo a base de secuencias de besos por la infinidad de tu torso.
No puedo verte mejor que cuando te imagino, cuando te pienso. A todas horas. Sin parar. Como un valiente ansioso de su chute de adrenalina. Ni cuando estoy detrás tuyo delante de cualquier espejo que quieras romper.