martes, 31 de marzo de 2015

Universalmente hablando

La lengua que hablamos todos, la lengua universal, es el silencio. Esa armonía que no se rompe. Ese sabor a despertar cada mañana. Ese café del almuerzo de cada día, en el que constantemente miras en el interior para intentar desencriptar un mensaje oculto, aunque sabes que no lo vas a descubrir porque no lo hay, es inexistente, producto de la imaginación matutina distorsionada por la falta de sueño. Ese irse a dormir cada noche, tumbarte en la cama y observar cada día el mismo rinconcito de pared, aunque ya sepas todas las imperfecciones y fallos que tiene esperando que el sueño te coja por sorpresa en un intento desenfrenado por mantenerte en pie a pesar de saber que ese momento va a llegar y la paz en ti será absoluta. El silencio en realidad son las palabras nunca pronunciadas o que no quieren serlo, es ese reflexionar sobre las mismas palabras dichas al azar, la mayoría de veces, que se internan en ti y no te dejan vivir. El silencio es aquella armonía que no se rompe, pero que alguien la destroza usando su voz, ese timbre característico que odias en momentos como en el que la concordia creada se desvanece.




jueves, 19 de marzo de 2015

Sentimientos encontrados.

¿Recuerdas la frase aquella de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"? ¿La recuerdas?
Te han estado mintiendo toda la vida. Esa es la escusa de los cobardes que han dejado escapar de sus manos lo mejor que les podría haber pasado. Que no han tenido el valor de ir tras ello, de perseguir sus sueños hasta agotar cada parte de su cuerpo.
¿De verdad te vas a dejar aconsejar por ellos?
Ellos que no saben del amor más que cómo se dan los besos y se dice un te quiero en voz alta. Ellos que no han vivido mil noches en vela perdidos en la oscuridad de una habitación que les vaciaba el alma al no ofrecerles tu compañía. 
¿Qué sabrán ellos del amor? Si no te han visto sonreír, no han visto como se te formaban esos hoyuelos tan preciosos que tienes. No han visto tus miradas cuando te sientes perdida e indefensa, cuando estás derrotada y tus ojos suplican que alguien te abrace y tus labios se niegan a soltar una palabra. 
¿Qué sabrán ellos? Ellos, que no han pasado días enteros observándote, viendo como tu respiración, incluso, es perfecta. Ellos que son los mismos que dicen "si amas a alguien déjalo ir". Cobardes. Nadie sería capaz de dejarte ir si estuvieras entre sus brazos, desprendiendo ese olor a melocotón. Nadie. 
Claro, es más fácil volver a empezar de nuevo que tener que enmendar los errores pasados, es más fácil crear confianza que hacerla renacer. Claro. Pero no podrían soportar verte partir. No soportarían el dolor que supone ver tu figura empequeñecer hasta desaparecer.
No lo soportarían. No lo soportaría.
Tal vez yo no sea un experto en el amor, tal vez no tenga experiencia alguna y sea un patoso. Pero mi amor es más puro que cualquier otro. Yo no quiero acostarme contigo, yo quiero verte despertar a mi lado. Yo no quiero un beso tuyo, quiero que mi ropa huela a ti. 
Quizá esta sea la tontería más grande que te han dicho, quizás escojas al capullo que te hará feliz durante unos meses. Yo seguiré aquí, esperando encontrar mi reflejo en tus ojos, esperando a darte ese café con leche por las mañanas que tanto te gusta, con una pizca de cacao, aquel que me dijiste un día que te tomas cada mañana apoyada en el marco de tu habitación, observando los coches pasar, la vida pasar...
Creo que pensabas que no te estaba escuchando cuando lo dijiste, estás tan acostumbrada a hablarle al vacío, pero lo hacía, no entiendo como no se inician guerras por escuchar tu melódica voz, por unas palabras tuyas que lleguen a los oídos y llenen corazones.
La gente no te entiende porque son todos unos cobardes que no serían capaces de luchar por ti, serían capaces de dejarte escapar creyendo que así te aman más. 

jueves, 12 de marzo de 2015

Miradas perdidas

Vienes, te vas y vuelves. Otra vez dejé la puerta entornada para que tocaras con tus suaves manos en ella o entrases sin previo aviso. Porque contigo no me importa, no me importa que pongas mi vida patas arriba. No me importa hacer locuras, si las haces conmigo.
A ti no te importa decirme "te quiero", uno de esos que te salen tan fácilmente. Pero a mí, a mí, me cuestan millones, solo suelto un te quiero cuando el corazón me lo pide, cuando explota. Y crees que no te he querido porque no te lo he dicho muchas veces.
Pero no creas que es así. Los que sentimos en silencio, lo hacemos con intensidad.
Entiendo que te cansaras de mí. Tiene que ser difícil enamorarse de la chica fría. De quién no abraza, no roza, no llora delante tuyo. Aún así dudo que encuentres a una chica que se enamore con tanta intensidad de ti. De ese pelo revoltoso y de esos ojos oscuros. De tus manías que tanto me gustan, de tus defectos que me tienen loca desde el primer día que me di cuenta de su existencia. 
No sabría decirte si fue odio a primera vista o la rotura de la monotonía que me prometías lo que me hizo engancharme a ti, volverme adicta a tu sonrisa. No quería separarme nunca de tu lado. 
Y mírame ahora. Vuelves y te sigo queriendo pero no creo que lo mejor es que estés a mi lado. Vuelves y no te necesito a mi lado. Vuelves pero no tienes el poder de decidir si quieres quedarte. No esta vez. Esta vez soy yo quien elige dejarte fuera. No puedo dejarte entrar si siempre vas a salir.