miércoles, 27 de junio de 2018

Besos de caramelo

Ella no mira nunca el reloj. Sabe que siempre es hora de volver a casa, pero llegar unos minutos, o una eternidad, más tarde no le hará daño a nadie.

Ella que se reconforta en abrazos fugaces de otros porque los suyos le hacen sentir los cristales rotos que acarrea dentro.

Ella, que es felicidad en estado puro, sonrisa entre tanto llanto y cordura en medio del caos. De los demás. El suyo propio es otra cosa. Es capaz de correr una maratón, emocional, por cualquier otro. Y de ahogarse subiendo sus escalones.

Ella, dulce, sincera, rota, bondadosa, triste, con un corazón que no le cabe en el pecho y los labios más suaves y tiernos que uno pueda imaginar. Y esos besos de caramelo que siempre te dejan con ganas de más. De saber más, de conocerla más, de besarla un poquito más.

Ella, que quiere de más y echa de menos, que sueña mucho y duerme poco.

Ella y sus besos de caramelo.