miércoles, 30 de diciembre de 2015

Pequeña mariposa.

Me miro en el espejo y no sé quién es la persona que se refleja en él.
No ha pasado un año desde que luchaba por ser capaz de sostenerle la mirada durante más de un minuto y ahora solo intento serle esquiva.
Solo espero que no me devuelva la mirada y me diga ¿quién eres tú?¿dónde vas tan perdida? 
Porque no sabré que responder. Y es que, ¿cuál es el propósito de una vida que ha perdido su mayor sueño? 
No, No quiero. 
Pasado mañana empieza un nuevo año y yo me levantaré y mi vida seguirá siendo un caos.
Mis recuerdos no me habrán abandonado, mis errores me seguirán persiguiendo y yo seguiré luchando contra ellos. Seguiré en pie como un buen soldado. Como la buena niña que dicen que soy.
Pero hay días, como el de hoy, en que no me apetece seguir luchando. No puedo más. Decido rendirme.
No te preocupes, en cinco minutos me espavilaré y volveré a la trinchera. Porque mi vida es una constante guerra, una guerra contra mí. Unos días gano, otros pierdo, otros nos quedamos en puertas de saber la resolución. Yo contra mí. 
Suena ridículo, ¿verdad? Pues para mí es la realidad, en la que vivo desde hace más de cuatro años. Realidad de la que no he sido capaz de escapar.
No soy de las que hacen una eterna lista con propósitos de año nuevo. Yo escribo mis propósitos el día en que mi corazón late sobre el papel y escupe tinta en forma de palabras, de deseos, de anhelos.
Sigo perdida, sigo sin poder buscarle la mirada a la chica del espejo. Pero ahora recuerdo que no todo es malo, recuerdo lo feliz que soy ayudando a la gente, creciendo cerca de los que aprenden. Las sonrisas que ha llegado a dibujarme este verano. Como se me ha ofrecido la oportunidad de tener a dos personas fantásticas a mi lado y yo las he apartado, por miedo a que ellas lo hicieran antes.
Mi propósito es seguir dibujando propósitos un día cualquiera porque me apetezca.
Y conseguir mirar al reflejo del espejo, sonreír y decirle "eh, mira en quien te has convertido, deberías estar orgullosa de haber podido apreciar esta metamorfosis". 

martes, 10 de noviembre de 2015

De desastres y otros amores...

He intentado vivir sin las palabras en el papel, pero tengo que dejar que mis heridas sangren, que la estaca que tengo en el corazón salga y me deje volver a respirar con los pulmones llenos de sonrisas rotas. Hace tiempo me vendé los ojos porque no quería ver y, ahora que se ha caído la gasa, me estremezco al ver que este mundo nos enseña para tener éxito educándonos cómo desastres.
Porque, a nuestra manera, todos somos un poco desastres. Podemos ser el desastre que pone la vida de alguien patas arriba, porque eso es un desastre, pero puede llegar a ser tan bonito como un beso iluminado por la pálida tez de la luna.
Pero también hay desastres que a su paso solo dejan agujeros negros de esos que absorben toda la energía y te dejan sin sueños.
Y luego está la gente que, como yo, llegamos a destruir tanto con solo imaginar un futuro mejor que pensamos que si nos cortarán las manos ayudaríamos a la humanidad. Sin saber si hay más personas que se sientan un desastre andante.
Una piedra en el zapato, un ardor en el pecho, una llaga en la boca, un sonido estridente a medianoche. Todo eso soy yo. Sin elegirlo he acabado siendo el chicle que se pega en la suela de zapato de todo el que pasa por encima de mí. Me ofrecen el arma de fuego en pequeñas dosis matándome porque no me mata. Sueño con volar sin saber si tengo alas, porque salto. Salto porque el pecho me estalla en cada latido.


sábado, 12 de septiembre de 2015

Me la jugué a trece.

As bajo la manga, partida ganada.
Palabras que sabes que siempre van a funcionar.
Sentimientos que solo tú sabes despertar.
Amaneceres llorando en unas sábanas vacías.
Compartiste tu locura conmigo y me la quedé.
Tú te llevaste un pedazo de mí. De mi tiempo, de mi inocencia.
Sonrisas que lo decían todo y que para ti ya no son nada.
Dejaré salir al pajarito de la jaula.
Lo empujaré, a volar, cuando tu recuerdo no se lo coma.
Cuando sea capaz de no caer entre tus redes.
Ganaré esta partida a la banca,
si dejan de trucar la ruleta para ti.
Encenderé las luces, todo será más claro aquí dentro.
El barco zarpará y no habrá quien lo retenga.
Dejará de llorar en medio del mar,
no se sentirá solo entre agua salada
desprendida por cuerpos desmontados,
como el mío.
Olvidaré el libro a medias
para no ver que los finales felices existen,
aunque solo sean cuentos.
Me desprenderé del olor de tu aliento,
de tus ganas de estar conmigo,
una sola noche de verano,
y seré. Porque contigo estoy,
hace tiempo que no soy.
Incontables noches luchando contra mí,
demonios que se posan en mi espalda,
ve, hazlo tuyo y no dejes que se vuelva a ir.
Pero te irás, no importa lo que haga,
porque esta es tu partida.
Partida ganada.
Luces apagadas.
Corazones perdidos
Choque contra tus labios, 
Vacío.

jueves, 20 de agosto de 2015

Deseo.

Hoy me ha rebentado el ventrículo izquierdo del corazón.
He sentido tanto que no ha podido resistirse.
He presenciado sonrisas sinceras y he sido protagonista de un abrazo que pagaría porque me lo volvieran a dar.
Me han juntado los pedacitos despistados que se habían quedado por el suelo.
Los he vuelto a tirar.
Me he demostrado que soy una cobarde.
Que prefiero estar rota para no tener que dar explicaciones.
Mi cobardía me acompaña en las noches más oscuras.
Mi cojín ha sido víctima de tantas declaraciones que un juez jamás podrá juzgar.
He querido subirme a un taxi, rumbo a mi libertad.
Me he quedado paralizada al pensar en empezar de cero.
He decidido permanecer, intentar seguir luchando.
Lucho por no darme cuenta de que ya me he dado por vencida.
Me he perdido entre mis propias sábanas y he sentido hogar sitios lejanos.
Pero he sentido.
He sentido y eso me ha hecho sentir persona.
He dejado de respirar y he vivido durante un momento.
He vivido para darme cuenta de que esto no es vida.
De que la curiosidad no mató al gato, no pudo soportar la verdad.
La verdad es que no hace falta subir una montaña para encararte a su bajada.
Que un día me despeñaré y ese día aprenderé a volar.
La libertad me acariciará y descubrirá que mi piel no es tan fina como le gustaría.
Soñaré, una vez más, que la caída al vacío no será dolorosa.
Mi dolor no será comparable al placer de una sonrisa sin motivo.
Porque motivos no me faltan para creer que no sé querer.

lunes, 6 de julio de 2015

Sueños de vencedora vencida

Las sábanas han dejado de ser su refugio, han pasado a ser otras cuerdas que la atrapan. Sus noches han pasado de ser reparadoras a ser de insomnio. Los monstruos de debajo de sus cama han pasado a estar en su cabeza. La acompañan las veinticuatro horas que tiene el día para que no se sienta sola, para que no crea que nadie la aprecia ni le habla. 
Imatge d'enllaç permanent incrustada
Sus voces retumban dentro del cráneo. No le dan un segundo de descanso, para que no tenga tiempo de cuestionarse si hace las cosas bien o mal, para que no dude de las órdenes que le dan los pequeños monstruos.

Poco a poco la van consumiendo, la dejan sin la energía de la que antes presumía, la alejan de aquello que más le gustaba. Se siente derrotada, pero no se quiere ver como una perdedora, por eso sigue intentando superar los días como si los bajones no existieran. 
Ella es dueña de su vida, o eso cree, toma sus decisiones y es libre de hacer lo que quiera, de vestir como le de la gana, de comer lo que le apetezca y besar a quien le venga en gusto.
No puede estar más equivocada. Se aísla de la realidad, come pedacitos de los pedacitos que le ofrecen, cada vez compra ropa más ancha para ocultar los defectos que antes no sabía que tenía, no deja que nadie se acerque y mucho menos que descubran lo que su corazón alberga.
No se siente triste, pero no acaba de estar bien. Se aferra cada vez más a las vidas alternativas que le proporcionan las páginas polvorientas de su biblioteca. Empieza a ocupar su tiempo con minimices que le ocupan el tiempo y le distraen la mente.
Cada vez odia más la sociedad, sin pensar que ella forma parte, con sus falsos complejos, con sus atrevidas miradas a aquel que se muestra desafiante, con sus sonrisas cordiales y sus palabras amables.
Se encuentra con amigos desconocidos y se pregunta qué es lo que le está pasando. Su mirada se apaga y sus dolores de cabeza se vuelven permanentes. Baila cuando cree que nadie la mira y se descontrola al ritmo del sonido que sale por los altavoces, disfruta de cada segundo de la música y la siente bajo la piel.
Ella se mira en el espejo y solo ve defectos, no se fija en que cualquiera caería rendido ante sus hoyuelos y sus difuminadas pecas. Que su pelirrojo rizado es el sitio perfecto para esconderse de la realidad.
Realidad atormentada. Realidad cruel que le impide desentelar los ojos por mucho que los abra o los lave con agua. Realidad disimulada.
Lo que ella cree como real está dominado por sus sombras, por sus miedos. No piensa rendirse. No quiere hacerlo. Pero poco a poco se va apagando, se va perdiendo en la oscuridad. Hasta que no queda nada de ella, solo su cuerpo. No su persona, hace tiempo que su persona ya no. 

lunes, 29 de junio de 2015

Cinco minutos.

Parpadeas. Y en ese parpadeo te pierdes muchas cosas, te pierdes la sonrisa de los que te miran, te pierdes esa mirada intensa de quien te ve cruzar la calle y se siente deslumbrado. Suspiras. Y en ese suspiro desesperas a cualquiera, sueltas aire que a alguien le gustaría compartir contigo, provocas rabietas por hacer creer que te aburres.
Pero así es, te aburre todo. Todo lo que no conlleva un riesgo y hace que el corazón de cualquiera coja un ritmo frenético, no te interesa. Eres así, explosiva. Temeraria. Inesperada. Y a pesar de todo, indescriptible. Misteriosa.
Un día estás y al día siguiente desapareces, desapareces sin irte. Un día eres amable y cariñosa, al siguiente ausente. Nadie se da cuenta, nadie ve que puedas ser frágil, nadie ve que detrás de tu coraza de chica atenta y preocupada puede haber un corazón fragmentado que intentas rellenar con recuerdos y sonrisas, aunque falsas, que son mejores que demostrar que tú también puedes llorar.
Tus amigos saben tu nombre y que prefieres mil veces el color morado al rosa, pero ¿quién sabe que las paredes de tu habitación están cubiertas de libros escritos por poetas desanimados que comparan el amor a una rosa con espinas? ¿Quién sabe que el resto son historias de las mil y una vidas que has vivido sin dejar de ser tú?
Paras el tiempo a tu alrededor cada vez que te sientes perdida, dejas de escuchar lo que la gente intenta explicarte para acercarse a ti sin saber que no quieres pasados que te aten sino futuros que prometan. Que prometan peligros y refugios, personas hogar y bailes a altas horas de la madrugada un día lectivo. 
A la vez, odias las promesas, odias que te rompan los esquemas cada vez que alguien dice que te va a querer para siempre y solo te aprecia por tus caderas. Por tu carisma. Por tu falsa filantropía. 
No dejas que nadie se adentre en el laberinto de tu mente que parece un libro abierto con candado invisible siempre puesto. Tienes miedo de que la gente sepa que tras tu perfección se esconden alma vacía y mente solitaria. Adoras la soledad y siempre estás rodeada de gente. Odias la vanidad y tú la llevas a todas partes como complemento a un conjunto detalladamente elegido la noche anterior. No soportas ver como la gente se odia a sí misma pero no puedes pasar por delante de un espejo sin nombrar, en silencio, todos y cada uno de tus defectos.
Te niegas el derecho de ir a bailes de fin de curso porque no te gustaría presenciar como alguien te hace sombra, pero te la haces tu misma. No te permites querer entregándolo todo porque sabes que si juegas a una sola carta es probable perder la apuesta. Y no sabrías como empezar de cero, sin tener nada. Aunque no tengas nada, aunque nunca hayas tenido nada.
Crees que si no vives intensamente, no estás aprendiendo nada. Que no sabrás nada hasta el día en que hayas saltado un puente atada a una cuerda o hayas luchado contra el viento en un ala delta. Crees que si no te cuelas en los conciertos no los disfrutas tanto, que si no apareces de repente en medio de una atracción de ese parque que te sabes de memoria no serás feliz.
No piensas que puedas estar dejando huellas en corazones maltratados por el tiempo, que puedas estar volviendo loco a cualquiera con tus misterios, con tus preguntas sin responder. No crees ser capaz de perturbar el sueño o de hacer volar la imaginación.
Son tus misterios los que te hacen preciosa, tus sonrisas de mirada vacía y tus balas, las que disparas entre dientes cuando sabes que estas son las que duelen más.
Cinco minutos hablando contigo bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.

jueves, 4 de junio de 2015

Líneas discontinuas



Me perdí. Sí, tuve que perderme para encontrarme. Para saber quién soy, o más bien, quién no soy.
Pasé horas intentando convencerme de que era una persona que jamás seré. Intentando acostumbrarme a una música que no me gustaba, un estilo de ropa que me incomodaba y me calcé otros zapatos para sentirme integrada en alguna parte.
Tal vez entre copa y copa descubrí que no me gustaba lo que estaba haciendo, el juego al que había empezado a jugar meses atrás. Tal vez fue un golpe que me hizo abrir los ojos que tenía entelados por la ilusión del momento. La que no pensé al empezar esta historia fue que jamás podría sentirme comprendida siendo algo que no era. Quizás sí lo pensé pero no quería creerlo.
Entonces le conocí, no sé todavía el porque pero se enamoró del desastre, del caos de mi mente y de los enredos de mi pelo. Pero yo no podía enamorarme, era de piedra, sin sentimientos, sin remordimientos. Pero él no ceso en sus incansables intentos para demostrarme que yo podía llegar a pensar en un infinito si le daba paso a mi vida.
Al poco tiempo dejé de aparentar ser una persona inexistente, de ser la sombra de lo que había rogado parecer. Para darle pie a lo que fue el amor más fugaz e intenso que nadie vivirá alguna vez.
Dejé que el corazón bombeara sin controlar el ritmo, que las mariposas volarán por mi estómago y que mis orejas enrojecieran sin venir a cuento. Oculté su mayor secreto, su magia. Me quedé para mí sus abrazos curativos y sus sonrisas contagiosas. 
Aprendí a coger trenes de última hora y a dar mucho más de lo que esperaba recibir. Aprendí que no le gustaba que escondiera mis uñas tras un pinta uñas, mi cara tras el maquillaje o mis sentimientos tras una sonrisa cordial. 
Nos desprendimos juntos de los miedos que hoy quieren comerse mi cabeza, de los complejos que nos mostraba el espejo, de la vergüenza que nos corroe al ir por la calle, de los días grises pintando arcoíris en la ventana de la habitación.
Supimos valorar lo que teníamos antes de perderlo, pero aún así fuimos tan torpes que lo acabamos perdiendo.
Al final, solo éramos dos desconocidos con miles de historias en común, capaces de salvarle la vida al otro pero sin valor para mirarse si quiera a los ojos.
Fue gracias a él que descubrí lo que me gusta el primer café de las mañanas, lo bien que me sienta poner música y bailar al compás del ritmo, lo que disfruto en las últimas filas de un teatro desconocido. Lo que me gusta abandonar todos los problemas durante unos segundos y reír como si no hubiera mañana. 
Así que puedo decir que gracias a él me descubrí, aunque cada paso que le veía dar en dirección a la salida me partía el corazón en un pedazo más, puedo decir que ha sido lo mejor que me ha podido pasar.

jueves, 28 de mayo de 2015

Pedacitos de mí

Estallamos, que palabra más bonita, estallamos en llanto o a reír. Personalmente, prefiero lo segundo, aunque lo primero predomina mi vida. 
Las risas son todas las tensiones acumuladas que quieren salir y lo hacen de la forma más exagerada en un momento inesperado. Las risas son contagiosas, preciosas y pueden ser el motivo para enamorarse de alguien. El momento en que se libera de su coraza y decide mostrarle al mundo como es su corazón de la forma más inocente y sincera que existe.
Hay quien decide reírse de la sociedad, siendo un crítico duro hacía las acciones que permanentemente realizamos, hacía las personas que le aman. Hay quien se ríe del amor, lo encuentra absurdo y un burdo cuento sin sentido porque ya le han roto el corazón demasiadas veces. Hay quien se ríe de la gente, seguramente porque un día se rieron de él. Hay quien decide reírse de las ocurrencias de algún loco que decidió hacer juegos de palabras para reír.
Por último, pero ni de lejos el menos importante, es el que aprende a reírse de si mismo. El que tras varias caídas reconoce que lo mejor que puede hacer es empezar a quererse sin olvidar que los defectos existen pero que son los que nos hacen únicos, diferentes, especiales.
Las risas son estallidos de felicidad, también. Felicidad porque algo ha salido bien o porque te encuentras con alguien en una estación a las afueras de la ciudad, alguien especial que llevabas tiempo sin ver.
La cuestión es que estallamos. Da igual si en cien o en mil pedazos. 
Últimamente he visto más gente romperse que reconstruirse. Porque, qué fácil es desmoronarse y que difícil es enfrentar todo lo que nos viene de frente. 
Bueno, es fácil romperse, lo que no sabe la gente es lo duro que es estar roto. Perderse entre las sombras cada noche intentando alcanzar un minuto de gloria, de tranquilidad total. Ver como todo tu mundo se derrumba, ver como gente que siempre estaba ya no está, ver como te etiquetan sin saber si quiera lo que pasa por tu cabeza.
La primera lágrima sale y el resto caen por inercia o desastre. Aturdida busco un faro al que agarrarme y encontrar algo en medio de mi caos. ¿Quién se supone que soy? ¿Quién debo ser? ¿Qué quiero ser?
La cabeza se me llena de preguntas y cada vez me faltan más respuestas.
El dolor de pecho izquierdo se vuelve constante porque quiere un estallido, suele hacerme romper a llorar aunque alguna risa de vez en cuando hace que me enamore de nuevo de la vida.
Porque así es, vivo enamorada de la vida, de sus pequeños placeres y sus no tan pequeños arrebatos. De sus te doy un beso pero te quito tres abrazos.
Lo que tampoco se sabe es lo orgulloso que se puede estar de uno mismo al reconstruir las ruinas de una ciudad demolida y conquistada. Nadie llega a imaginarse lo que se disfruta de un pequeño instante de felicidad, de un estallido en carcajadas.
Solo me queda una cosa por decir: CÓRTAME LAS CUERDAS QUE ME HACEN SER MARIONETA DE LA SOCIEDAD.

jueves, 14 de mayo de 2015

Perfección enmascarada.

Hay manos que fueron creadas para encajar los dedos con otras y que se cree una armonía que se podría palpar en el aire. Hay estaturas definidas para dar el abrazo perfecto, para que la cabeza de uno quede justamente en el pecho, al lado del corazón y la del otro pueda dar un beso lento e inocente en la cabeza. Hay bocas que están hechas para estar entre otras que las completan, las hacen sentir vivas.
Hay fechas que quedan marcadas en el corazón y días que se graban con la más cara de las cámaras, la memoria.
La nuestra no es tal vez una historia tan bonita como la de los demás, tal vez no es tan dulce como cabría esperar. Nuestra historia no ha sido fácil. Hemos visto baches, subidas y precipicios.
Quizá no fue un acierto seguirme hasta el fin de mis días, quizá no deberías haber esperado a verme renacer para irte, quizá el invierno tendría que haber llegado antes a nuestras vidas.
Éramos más inocentes que nadie pero nuestro amor, nuestro amor era puro fuego, era pasión entre manos, eran un arrebato de besos en una esquina cualquiera, porque sí, porque me apetece y no hay más. Éramos el delirio de nuestras miradas compenetradas. Éramos el frenesí de las primeras caricias. Lo éramos todo, no éramos nada.
Aunque todo parezca un horror visto así, fuimos los más felices aquel día en que nos perdimos, en que dejamos atrás norte o sur y dejamos que nuestras pieles se rozaran, que sintieran el abrazo de la otra. Nos dimos la oportunidad de ser uno acunados por la luna. Creamos un millón de recuerdos que aún están por cumplir, nos imaginamos más allá de nuestros límites, lejos de todo lo que nos rodeaba, lejos de toda realidad existente.
Y hoy soy yo la que quiere irse lejos, huir de todo lo que le rodea y darse una nueva oportunidad, volver a nacer, pero esta vez sola. Sin tu compañía, porque estoy, desde que te fuiste ya no soy. Y quiero cerrar los ojos y ver mi sonrisa sin depender de la tuya. Porque cada vez que te vas ya no se dibuja, solo se siente con ganas de borrarse.
Tal vez nos consumimos, como una vela, fuimos agotando al otro tras cada grito, tras cada decepción, tras cada te quiero cordial, no por sentimiento. Nos apagamos lentamente mientras la llama de nuestro amor intentaba mantenerse encendida pero no saben los cubos de agua que le tirábamos a esos últimos resquicios de lo que un día fuimos.
Quizá fuiste el amor de mi vida, quizá eras el indicado, en el momento equivocado. Pero tal vez ha sido mejor así, quizá si te hubiera conocido en otro instante no te habría querido como lo he hecho, tal vez tú no te hubieras parado a hablar conmigo aquel día si no te hubieras fijado en que mis ojos no sonreían tanto como mi boca.
Y soy yo la que hoy mira las fotos viejas y te odia mientras piensa que cómo va a odiar a alguien que le ha hecho aprender tanto, cómo va odiar lo que una vez fue lo mejor de sus días. ¿Cómo te voy a odiar a ti? Tú, que venías con esa media sonrisa torcida y me derretías con tu seguridad. Que chocabas conmigo y se me aceleraba el corazón. Tú, que te ponías de los nervios cada vez que intentaba dejar mi adicción a los chicles o cada vez que intentaba aficionarme al café que me preparabas cada mañana mientras me veías pasear por casa con tu camiseta más grande, mi pijama favorito. Tú, que te desmoronabas cada vez que esta camiseta, que tanto odias, dejaba de oler a mi perfume.
Nuestros corazones arderán por alguien más pero ya no lo harán con tanta intensidad como lo hicieron por nosotros. No sé si tú lo harás pero yo me he propuesto proteger mi corazón antes que mi cuerpo porque no soportaría el vacío existencial que dejaste al irte y que solo he podido llenar con versos de Neruda y letras de Benedetti.
Soy una cobarde por escribir estas letras y por no decírtelas, pero te quise como la más valiente del mundo.
Ni París es tan bonita ni Roma está tan rota como lo imaginas.


jueves, 7 de mayo de 2015

PLUMAS NEGRAS. CORAZONES PUROS.

Cae, lentamente, cae como las gotas de lluvia que se precipitan sobre tu piel en los meses primaverales. No la recojas, no frenes su descenso. Ella quiere ser saltadora.Ella, tan buena, tan amable, tan cuidadosa, tan enérgica, tan rota. Sí, es el ángel preferido de todos. Quiere deshacerse de sus alas. Ya no las soporta. No puede seguir callándose las palabras que la concomen por dentro, no puede seguir queriendo como si nunca le hubiesen hecho daño. No puede seguir creyendo en la bondad de la gente cuando ha visto la maldad innata de algunas personas.Perdida, en medio de la nada, con sus ojos cristalinos bañados en un mar de lágrimas, con sus infinitas pecas determinando los años que permanecerá, con sus pómulos marcados señalando el camino hacia la luna o el paraíso o que sé yo.Inocente, sabiendo todo lo que la rodea, la realidad, pero queriendo mantenerse cuerda. Sin perder un ápice de juicio. Sin recuperar el tiempo perdido. Sin poder bailar bajo el sol por miedo a que la etiqueten como algo que no es.Piadosa, ella que lo perdona todo, que no sabe decir que no, que no puede negarse a la sonrisa de los demás por muy desgastada que esté la suya, ella que se pierde entre los brazos de la noche y deja que la oscuridad la acurruque en un insomnio infinito.Genial, como ninguna entre otras, como persona, como amiga, como compañera, como bailarina, como trabajadora, como estudiante, como deportista, como creadora, como dibujante. Genial como nadie. Increíble como la que más.Cae y sus alas ya están haciendo la metamorfosis del blanco más puro al negro más oscuro. No va a ser un ángel de la guarda toda la vida. No va a ser un cupido el resto de su existencia. No va a cargar el peso de la consciencia hasta el último minuto.Cae y siente el aire frío al rozar sus párpados, siente su existencia desvaneciéndose con la aceleración del descenso, siente como si una pequeña parte de ella renaciera. Como si se le estuviera otorgando una nueva oportunidad. La oportunidad de ser libre para elegir quien quiere ser.Cae. Ya ha caído. Y seguirá cayendo hasta el día en que se canse de ver el vacío pasando cerca de sus ojos.

Hoy quiero compartir un pequeño texto que me ha escrito un gran amigo, por el que estoy muy agradecida.
"Es bonito echarte de menos..."


Las personas “disfrutonas” son una bendición para quienes les rodean, porque tienen la maravillosa habilidad de contagiarte su entusiasmo y dejarte con buen sabor de boca, al menos mientras estás con ellas. No necesitan grandes cosas para sonreír y no es que se conformen con poco, es que se han grabado a fuego aquello de que “la felicidad consiste en tener algo que hacer, alguien a quien querer y alguna cosa que esperar”, que no es poco… Son realistas y en sus días hay buenos y malos momentos, pero saben encontrar el equilibrio perfecto para no perder ni el norte, ni la sonrisa. Son los mejores confidentes porque escuchan y no te van a dejar lamentarte más de la cuenta, porque cuando hagas una pausa, te pondrán un vaso de agua delante, para que bebas hasta la última gota y entonces entiendas que no sirve de nada teorizar acerca de si un vaso está medio lleno o medio vacío, que lo importante al fin y al cabo es saciar tu sed. Viven con esperanza, agradeciendo cada muestra de afecto que reciben y dando siempre el ciento por uno, un abrazo suyo es curativo. Te zarandean cuando te hace falta, cuando ven que estás centrando tu atención en cosas que no la merecen y hacen todo lo posible por recordarte qué es lo que de verdad importa, porque ellos lo saben. Su generosidad es la de quien sabe que lo que no se comparte, se acaba perdiendo. Son conscientes de que la felicidad de uno solo se acaba disipando, la de varios que se alegran por lo mismo crece sin control y, entonces, es estupendo formar parte de esa cadena. La naturalidad les caracteriza, no disimulan y la sinceridad es parte de su encanto. Procura rodearte de gente así, les admirarás con la misma intensidad con la que les extrañarás cuando no estén a tu lado. Te dejarán el mejor recuerdo. Y entenderás que, a este tipo de personas, hasta echarles de menos es bonito.

Mi ángel.

jueves, 30 de abril de 2015

Invitación a la perdición.

¿Confusión? Eso no es nada comparado con lo que tiene ella en su cabeza. Pero no sabes lo bonito que es su caos.
Se ve en sus ojos, la miras y ves que está desmontada, que hace un tiempo que se desmoronó y que es una luchadora. Porque, a pesar de haberse roto, intenta reconstruirse y que no notes que necesita un abrazo de aquellos tan fuertes que pueda unir todos sus pedacitos.
Pero no te lo dirá. Nunca te lo pedirá. No verás ni un resquicio de súplica en sus movimientos. Ella quiere que lo hagas porque quieres, no porque te sientas obligado.
Es pequeña, pero nunca la verás tan menuda como ella se siente. Tiene un corazón que no le cabe en el pecho, por eso nota un dolor punzante constantemente. He descubierto que su ansiedad, en realidad, es enamoramiento. ¿Cómo no se va a enamorar de sí misma? 
Pues no lo consigue, no es capaz de ver la belleza de su complicada simpleza. La musicalidad de sus silencios. El atractivo de su pelo despeinado por el viento o de su media sonrisa, esa que se le dibuja justo antes de estallar a carcajadas. Lo bonito que es cuando sopla los dientes de león pidiendo un único deseo.
En su lista de reproducción están todas las canciones de Ed Sheeran, porque siente que a veces él le entiende mejor de lo que se entiende ella misma. Porque en sus letras encuentra los perfectos gritos de guerra que jamás será capaz de pronunciar. Porque consigue que mueva sus caderas mientras piensa en voz alta o mientras pide que le des amor como si quisieras ser amado.
Entre sus películas favoritas está Grease y se enamora de Sandy y Danny al son de Frankie Valli y pierde el control de toda su mente mientras imita a Sandra Dee, llora cada vez que Rizzo aparece en su pantalla vestida de lila y está perdida sin saber quién es o cómo debe ser. Eres todo lo que quiero lo lleva marcado a fuego en el corazón.
No hables de confusión hasta que la conozcas y veas el miedo que tiene de perderte en sus ojos. 
¿Confusión? Eso no es nada comparado con lo que tiene ella en su cabeza. Pero no sabes lo bonito que es su caos.

jueves, 23 de abril de 2015

El verdadero día de los enamorados.

Hoy es 23 de Abril. Un día muy corriente para los que viven a las fronteras de Cataluña. La verdad es que, dejando a un lado las políticas, creo que este día se debería celebrar en todo el mundo. Hoy es Sant Jordi. Conocido como Sant Jorge, en el resto de España, es también el día internacional del libro. Pero aquí es un poco más especial. Es nuestro día de los enamorados.
La leyenda de Sant Jordi cuenta que en la Época Medieval, cerca de un pueblecito llamado Montblanc, llego un dragón (es una leyenda tiene su parte fantasiosa, claro), que se fue comiendo todo lo que encontraba a su paso. Los aldeanos, preocupados, empezaron a racionar sus animales, para que la bestia no se comiera más de lo que debía. Pero se acabaron los animales y el dragón seguía en el pueblo. Así que se decidió que cada día se le entregaría una persona al animal por sorteo. La princesa salió en la papeleta el primer día y sus padres se negaban a que ella fuera, pero ella, valiente, dijo que era su deber ya que el pueblo se había ofrecido voluntario a ser carne de cañón. Se acercó la bella princesa a la cueva del dragón y cuando estaba a punto de devorarla se empezaron a escuchar de lejos los pasos de un caballo, el caballo de Sant Jordi, el caballero que salvaría a la princesa. Así fue, apuñaló al dragón y dicen que de su sangre salió una rosa. Esa flor fue el regalo que le hizo Sant Jordi a la princesa, por amor. Pero el joven caballero no se podía quedar en Montblanc, así que partió en busca de más justas en las que batallar.




Es por esta leyenda que en Cataluña se trafican rosas por libros en este día tan especial.
Es día para tener un detalle con los que más quieres. Lo típico es que la chica le regale un libro a su chico y este una rosa a su pareja. Pero en los tiempos que corren ya no tiene porqué ser así. Yo, personalmente, prefiero que me regalen un libro a una rosa.
Este día también se caracteriza por las paraditas de rosas, libros y manualidades que salen a las calles para esta bonita jornada. Aquí, en Barcelona, lo más típico es dar un paseo por Las Ramblas para ver como está el panorama, para que te firmen un nuevo libro o para conocer a los autores del momento (Albert Espinosa, Blue Jeans...). A parte, se montan varios eventos para los más pequeños, para los más mayores, jóvenes, adultos, para todos, porque es un día para que todos lo disfrutemos.
En mi opinión es un día mucho más bonito que San Valentín, tiene más historia, más humanidad, se respira más amor de verdad, pero esto es solo mi opinión.
Hoy os dejo el enlace de una canción relacionada con este día que me encanta:
Txarango-Amagada primavera